El principio democrático señala que la voluntad de las mayorías expresada mediante la participación popular ha de ser respetada por las minorías. Un ejemplo de la fortaleza de la democracia venezolana y del proceso revolucionario es el respeto que se le ha otorgado a diversas expresiones democráticas adversas a la revolución. Primero, cuando después de engañar al pueblo venezolano presentando millones de firmas forjadas, la oposición logró, bajo supervisión del CNE, recoger firmas suficientes para activar un referendo revocatorio. Recordamos al Presidente Chávez, en cadena nacional, admitiendo que la oposición recogió las firmas y llamando a la Batalla de Santa Inés, que ganamos y la oposición no ha reconocido hasta hoy su contundente derrota afirmando tramposamente, que hubo fraude.
Luego, en diciembre de 2007, por una minúscula diferencia, los votos no fueron favorables al proceso bolivariano y la reforma constitucional propuesta por el Presidente de la República no fue aprobada y en segundos, el Presidente de la República, admitió la voluntad de esa escasa mayoría (como debe hacer un demócrata). En 2008, luego de las elecciones regionales, los candidatos del proceso revolucionario, Aristóbulo Istúriz, Diosdado Cabello, Mario Silva y Jesse Chacón, entre otros reconocieron inmediatamente el triunfo de sus adversarios, ratificando la fortaleza del revolucionario y del sistema electoral venezolano.
Este sistema electoral liquidó la eterna premisa cuarta republicana de que acta mata voto. Nunca en la historia de los procesos electorales, un sistema ha sido tan auditado como el nuestro y ha salido airoso de todos los análisis efectuados. Y aún así la oposición nunca ha reconocido sus derrotas. Al extremo de que cada vez que pierden una elección gritan fraude, anuncian que presentarán las pruebas, montan guarimbas y violencia mediática, y al final la contundencia de sus alaridos terminan por desaparecer sepultados en un mar de mentiras.
En una democracia normal, las minorías se acogen a la decisión de las mayorías y luchan por el favor del pueblo en las elecciones. Presentan propuestas, enfrentan los malos gobiernos, hacen oposición a las políticas que no creen correctas, pero en nuestro país la oposición, en virtud de los innegables éxitos de la revolución, se refugia en dos canales de televisión, tres periódicos y varias emisoras de radio, para hacer su oposición, basada en mentiras y en desconocimiento de la voluntad de las mayorías. Esta actitud es la que los lleva a oponerse a la posibilidad de que la Constitución sea enmendada, ya que la voluntad popular de la mayoría, se va a inclinar a aprobar la enmienda y a permitir la postulación continua del Presidente de la República y por ende a reelegir, contundentemente en 2012 a Hugo Chávez como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, para un nuevo período constitucional hasta el 2019 y quizás hasta más allá.
guevarafernando99@gmail.com
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